
La tensión entre Israel e Irán ha alcanzado un nuevo punto crítico tras un intercambio directo de ataques militares durante las últimas horas, en una escalada que amenaza con desestabilizar aún más la región de Oriente Medio.
Según fuentes oficiales israelíes, durante la noche del domingo, fuerzas del país hebreo llevaron a cabo un ataque aéreo de precisión sobre instalaciones militares iraníes, presuntamente utilizadas por la Guardia Revolucionaria en la provincia de Kermanshah. Horas más tarde, Irán respondió lanzando varios misiles de largo alcance que impactaron en las inmediaciones de la ciudad israelí de Haifa, dejando al menos ocho personas heridas, dos de ellas en estado grave.
A pesar de los intentos diplomáticos de mediación por parte de la Unión Europea, no se ha logrado frenar la escalada. La jefa de política exterior de la UE, Josep Borrell, lamentó el fracaso de las negociaciones recientes e instó a ambas naciones a "cesar inmediatamente las hostilidades".
El conflicto preocupa especialmente por su potencial de extenderse más allá de las fronteras de ambos países. Estados Unidos ha pedido contención a su aliado Israel, mientras que Rusia y China han solicitado una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU.
Por su parte, el primer ministro israelí declaró que “Israel no permitirá que Irán amenace a su población con impunidad”, mientras que el líder supremo iraní acusó a Israel de actuar “como agente de la desestabilización global”.
La comunidad internacional observa con preocupación esta nueva fase del conflicto, temiendo que un enfrentamiento directo entre ambas potencias pueda desencadenar una guerra regional con consecuencias impredecibles.